Dicen que los ojos rojos se vuelven malvados, unos psicópatas, yo creo que no son nuestros ojos los que nos hacen así, es el desprecio de la gente, la soledad, y el odio hacia ellos los que van oscureciendo tu alma hasta llevarte a ser algo que nunca quisiste ser.
Pero hubo personas que me demostraron que no eran así, recuerdo el día en el que él me rescato de aquel circo de maltrato y humillación en el que me encontraba, recuerdo que me miraba a los ojos sin miedo, y que su sonrisa consiguió apaciguar mi miedo. Nunca supe como se llamaba, siempre me dirigí a él llamándole señor, él me decía que no debía llamarle así, a un amigo no se le llama de señor, ¿pero como llamarle?. Cada día que pasé con él me sentía como un niño normal, recuerdo la primera piruleta que me dio, fue un manjar para mi y cada día con cada piruleta recuerdo aquel momento... Lo malo es que el ser humano tiende a destruir aquella pizca de esperanza que brilla en cualquier sitio. 20 años tenían cuando el fuego devoró lo que para mi era mi hogar y era mi familia, solo él me dio un sombrero y sus ultimas palabras fueron que pasara lo que pasara no me desprendiera de él... desde entonces, no lo he hecho y han pasado mas de 100 años y sigo sin entender como mi cuerpo no es corrompido por la edad, sigo sin saber el porque de tantas cosas. Pero aquellos que destruyeron mi vida lo pagaron bien caro ....