viernes, 3 de agosto de 2012

Pensamientos y emociones de un loco con sombrero

Siempre he estado solo, mis ojos hacían que la gente se espantara de mi, los ojos rojos son símbolo del diablo, no me dieron una oportunidad, traficaban conmigo como si fuera un tonel de fruta o alguna mercancía sin mucho valor, sin importarle que ese ojo rojo tan solo tenía el alma de un niño... Daba tanta envidia ver a los otros niños, reír y jugar, y tener una familia que les quisiera, que les quitara el miedo por las noches, que los protegieran, en cambio yo, solo tenía un viejo peluche en forma de conejito, que un niño perdió en el parque, era la única cosa a la que podía abrazar por las noches cuando el miedo invadiera mi alma.
Dicen que los ojos rojos se vuelven malvados, unos psicópatas, yo creo que no son nuestros ojos los que nos hacen así, es el desprecio de la gente, la soledad, y el odio hacia ellos los que van oscureciendo tu alma hasta llevarte a ser algo que nunca quisiste ser.
Pero hubo personas que me demostraron que no eran así, recuerdo el día en el que él me rescato de aquel circo de maltrato y humillación en el que me encontraba, recuerdo que me miraba a los ojos sin miedo, y que su sonrisa consiguió apaciguar mi miedo. Nunca supe como se llamaba, siempre me dirigí a él llamándole señor, él me decía que no debía llamarle así, a un amigo no se le llama de señor, ¿pero como llamarle?. Cada día que pasé con él me sentía como un niño normal, recuerdo la primera piruleta que me dio, fue un manjar para mi y cada día  con cada piruleta recuerdo aquel momento... Lo malo es que el ser humano tiende a destruir aquella pizca de esperanza que brilla en cualquier sitio. 20 años tenían cuando el fuego devoró lo que para mi era mi hogar y era mi familia, solo él me dio un sombrero y sus ultimas palabras fueron que pasara lo que pasara no me desprendiera de él... desde entonces, no lo he hecho y han pasado mas de 100 años y sigo sin entender como mi cuerpo no es corrompido por la edad, sigo sin saber el porque de tantas cosas. Pero aquellos que destruyeron mi vida lo pagaron bien caro ....

miércoles, 1 de agosto de 2012

Carta de Claudia a Limberg

Querido hermano:

No sabéis cuanto añoro vuestra presencia a mi lado, siento que has despertado pero no saber donde estar hace que pierda toda esperanza de volverte a ver. Espero que vuelvas pronto, pues la idea de dejar que el sol me bañe con sus rayos dorados, cada día es mas tentadora al no tenerte a mi lado.

Espero que pronto te des cuenta de que la búsqueda de tu humanidad es una causa perdida, debes ya aceptar lo que somos y dejar de vagar como alma en pena por el mundo en busca de algo que nos vuelva a hacer humanos... nunca lograras esa meta. 

Y aquí estoy esperando inútilmente que vuelvas a entrar por la puerta de nuestra vieja casa y sonrías como siempre lo hacías cuando estábamos juntos, y contemplar la luna desde nuestro tejado mientras el trino de tu violín envuelve todo, era algo tan mágico y eso es lo que te hace distinto a los demás... eres capaz de sentir aun siendo un sediento asesino, hacías todo tan delicado, realmente sigo pensando que saliste del más dulce cuento de hadas, aunque tu cuento, al igual que el mio no tiene final feliz.

Hace poco encontré viejas fotos tuyas... estabas tan elegante y melancólico, y a pesar de saber que tu aspecto no ha cambiado no puedo dejar de preguntarme si la melancolía de tu alma sigue tan presente, de tu alma, ya que me niego a creer que un ser como tu carezca de ella.

Sin más dejo de molestarte con mis insignificantes palabras, y espero una leve respuesta al menos... espero que aun te acuerdes de tu pequeña Claudia, de tu hermana y compañera para la eternidad.
Te extraño y añoro.


 Claudia